El radar gay sí existe

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Probablemente se trate de una de las habilidades más sorprendentes y misteriosas para los que no son homosexuales, pero para nosotros es casi natural. Sin embargo, muy pocos sabemos qué es lo que nos permite darnos cuenta de que el chico que camina unos metros más allá también es gay. Es el famoso “gaydar” y en estas páginas te contamos la verdad sobre el radar que todos tenemos para detectar a los “colegas”.



Alfred Kinsey es el sicólogo norteamericano a quien le debemos la famosa afirmación científica, arraigada ya en la cultura, de que solo que el 10% de los hombres tienen conductas estrictamente homosexuales, excluyendo bisexuales u otros. Y aunque su libro “El comportamiento sexual”, editado en 1948, ha sido criticado por sus errores metodológicos, no necesitamos ninguna prueba para decir algo evidente: los gays somos mucho menos que los heterosexuales. ¿Cómo sobrevivir entonces?

La respuesta a esa pregunta parece ser la gran cantidad de antros y variedad de lugares underground o casi clandestinos, que durante mucho tiempo fueron el único centro de reunión de los homosexuales. Sin embargo, en la medida en que ha habido más apertura, o para los que prefieren actividades como el cruising, se hizo evidente la posibilidad de encontrar gays en todas partes y conocer amigos incluso en el trabajo. Y, entonces, la respuesta parece venir de algo que para los no-gays tiene tintes de “mito urbano”, es una de las primeras cosas que te preguntan tus amigos cuando sales del clóset: Oye, ¿y es cierto que tu puedes reconocer a un gay solo con mirarlo?

Hay estudios que han tratado de responder esa pregunta. En su mayoría realizados en Estados Unidos, donde el actual reportero de la revista Time en Londres, William Lee Adams, estudió una especialización en sicología. Con el conversamos para revista G y él nos cambió la pregunta: “¿Podrías distinguir entre un chino y un japonés? Mi madre sí puede, es capaz de distinguir con precisión también entre coreanos, tailandeses y vietnamitas; en cambio mi papá norteamericano no es capaz. Mi madre, por supuesto, estaba mucho más expuesta a mayor cantidad de gente de Asia pues creció en Vietnam, entonces era más asertiva en determinar de dónde era cada cual sólo con mirarlos. Es lo mismo que pasa con los gays”, cuenta Adams.

La anécdota la cuenta para explicar sus estudios sobre comunicación no verbal en la Universidad de Harvard donde realizó se tesis que era precisamente sobre el gaydar. “Estaba interesado en el tema no solo porque yo fuese gay, sino en el amplio aspecto de la comunicación no verbal. Los estudiantes en el laboratorio buscaban la forma por la cual la información salía de las personas y cómo las personas usaban sus primeras impresiones para llegar a conclusiones sobre desconocidos”, cuenta Adams.

“Cuando los sicólogos que estudian la comunicación no verbal hablan del gaydar ellos se refieren a cosas muy sutiles como la forma en que alguien camina, la forma en que sus ojos se mueven o cómo mueve sus hombros. Ellos no hablan acerca de cierta forma, estilo de vestir u otros factores externos”, cuenta Adams, quien hizo su tesis bajo la guía de Nalini Ambady, máxima especialista en el gaydar y en comunicación no verbal.

Si juntas un radar y un homosexual…

“Gaydar” es una combinación de las palabras gay y radar. No está claro cuándo fue usada por primera vez. Aunque según registran los investigadores uno de sus más temprano usos fue en un episodio de 1997 del show de televisión “Ellen”, protagonizado por Ellen DeGeneres. En The Puppy Episode ella aprende sobre el gaydar como parte de su salida del clóset, “son vibraciones”, dice.

Y esto tiene sentido según cuenta William Adams: “Mucha gente piensa que el gaydar es un concepto ficticio; sin embargo, a cierto nivel actúa como un mecanismo de sobrevivencia para hombres gay y lesbianas. Por un lado, como minoría estadística, es esencial para que sean capaces de encontrar a otros como ellos mismos. Por otro lado, aún hay muchas personas violentas y agresivas con gays y lesbianas. Entonces, si el gaydar le dice a los hombres gay que alguien no es gay, probablemente no se acercarán a esa persona románticamente. Si se acercara incorrectamente éste podría ser atacado físicamente”.

Tal como le sucede a la madre de Adams con los asiáticos, investigaciones han concluido que las personas pueden predecir asertivamente aspectos de la personalidad de otro, basadas en la forma de mover su cabeza, sonreír y gesticular. En ese mismo sentido, las personas gay pasan mucho más tiempo con otras personas gay y desarrollan habilidades de identificación de personas como ellos mismos. No hacen esto a propósito, pero desarrollan la capacidad de todos modos, dicen diversos estudios psicológicos de comunicación no verbal.

Las pruebas a la vista

El estudio que realizó William Adams se enfocó en cómo las personas pueden predecir con certeza la orientación sexual basada en cuatro expresiones emocionales: felicidad, tristeza, ira y expresión neutral.

En una primera etapa definió lo que llamó “objetivos”, personas que iban al laboratorio y eran grabados interactuando mientras hablaban de momentos felices, tristes y enfurecedores de sus vidas. También fueron grabados en estados neutrales. Ellos no sabían que el estudio era sobre orientación sexual, “les dije que estaba investigando cómo la gente expresaba sus emociones”, cuenta Adams.

“A continuación creé películas mudas de 15 y 5 segundos con ellos expresando sus emociones, así como fotos de ellos expresando cada emoción. Las ropas no eran visibles y a ninguno se le permitía usar joyas o maquillaje. Todos los participantes se sentaron frente a un fondo plano. Solo las caras eran visibles, ni el cuerpo ni los brazos”, cuenta Adams. Luego le pidió a cada una de las personas definirse con un número en una escala de 1 (totalmente heterosexual) a 7 (totalmente gay). Fueron 8 hombres homosexuales, 8 mujeres homosexuales, 8 hombres heterosexuales y 8 mujeres heterosexuales como muestra total.

En la segunda fase de la investigación juntó cuatro grupos de hombres gay, mujeres lesbianas, hombres heterosexuales y mujeres heterosexuales, cada uno con 32 personas. Ellos actuaron como jueces y vieron indistintamente un registro de todos los realizados. Luego tenían que predecir quién era gay y quién no. Cada uno solo vio uno de los tres tipos de registros.

Los resultados fueron categóricos. Ordenados por quienes le acertaron más a quienes le apuntaron menos, las mujeres lesbianas y los hombres gay fueron capaces de identificar quién era gay y quién no a niveles mayores que el azar. No pudieron hacerlo en cambio las mujeres heterosexuales ni los hombres heterosexuales. “Esto sugiere que los gays, hombres y mujeres, tienen un gaydar mucho más preciso que los heterosexuales”, dice Adams.

“Lo que realmente me sorprendió es que ellos pudieron predecir precisamente cuando alguien era 2 o 5 en la escala de 1 a 7″, asegura el entrevistado. Otras de las conclusiones importantes de su investigación fue que las mujeres lesbianas eran más asertivas que los gays. “Esto tiene sentido en cuanto otros estudios no relacionados a la orientación sexual han mostrado que las mujeres son mejores prediciendo las características de la gente basándose en la comunicación no verbal, por eso las mujeres lesbianas son más precisas que los gays”, cuenta el exalumno de Harvard.

Así mismo, en su estudio descubrió que las lesbianas eran más difíciles de identificar. “La gente parece esforzarse más para identificar a las lesbianas. Esto probablemente tiene que ver con el hecho de que no se ven tan frecuentemente en los medios de comunicación como los hombres gay”, dice Adams. Otro hecho notorio es que la identificación se veía afectada por la gestualidad: la gente era más asertiva reconociendo hombres gay cuando se trataba de un hombre sonriendo, mientras pasaba lo mismo con las lesbianas cuando estás mostraban expresiones de tristeza.

Gaydar: habilidad social

Según Adams se puede afirmar que el gaydar es la habilidad de distinguir certeramente entre un gay y un heterosexual según señales no verbales. “Creo que el gaydar es más preciso cuando es instintivo, ves a alguien y haces una rápida asociación. Aunque es importante saber que a veces estarás equivocado. Nada es perfecto”, dice él.

“El gaydar es adquirido. La gente lo desarrolla naturalmente en tanto pasa más tiempo con gente gay. La razón de que los hombres gay y las lesbianas fueran más asertivos es que pasan más tiempo que con sus homólogos heterosexuales. En mi estudio pregunté a cada participante que estimara el número de miembros de la familia y amigos gay que tenían. Mientras más alto era ese número, más asertivos eran. Esta exposición a la homosexualidad fue el mayor antecedente de que alguien sería más preciso en percibir orientaciones sexuales de extraños en mi estudio”, afirma el exalumno de Harvard que define al gaydar como una habilidad social.

Y aunque sea instintivo, Adams se atreve a definir esas manifestaciones no verbales que pueden predecir la orientación sexual según lo que estudió: “Cuando caminan, los hombres gay suelen mover más la parte baja de su brazo. Los hombres heterosexuales en cambio tienden a mover más sus hombros hacia atrás y adelante. En lo que respecta a la cara, es determinante cómo un hombre sonríe y cómo una mujer expresa tristeza. No podría identificar exactamente de qué se trata, pero es un indicador. Creo que es bastante difícil, en cambio, identificar a alguien como gay según la forma de su cuerpo. ¿Hay un mayor porcentaje de hombres gay, en Nueva York o Londres, que van al gimnasio en comparación con los heterosexuales? Probablemente. Pero aún así sería muy poco cauteloso decir que alguien con músculos es automáticamente gay. Eso sería absurdo”.

Los otros indicadores

¿Son los indicadores no verbales los mismos para todos los gays del planeta? “Ciertos caracteres de la orientación sexual deben ser universales, pero no todos ellos. Si tuviera que adivinar diría que en Chile los hombres gay dan señales distintas que los hombres en el Reino Unido y apuesto que en Chile los hombres gay son más capaces de predecir quién es gay en su país que un turista británico visitando Chile. Es una pregunta bastante complicada y requiere más investigación”, dice Adams.

Del otro lado de la vereda, estudios morfológicos se han preocupado de investigar qué es lo que nos hace parecer gays. Estadísticamente se sabe, según estudios norteamericanos citados en New York Magazine, que los gays tienen 50% por ciento más probabilidad de ser zurdos o ambidiestros, mientras otras investigaciones han concluido que los hombres gay tienen el dedo anular de similar largo al índice, al igual que las mujeres heterosexuales, mientras en general los hombres heterosexuales tienen el dedo índice más corto que el anular. La misma relación se da respecto de la orientación espacial, la forma en que oímos, el timbre de la voz o las células del hipotálamo responsables de regular la presión de la sangre, la temperatura del cuerpo, los ciclos de sueño y las emociones. Un hombre gay tiene proporciones similares a las de las mujeres heterosexuales. Este tipo de investigaciones han sido llevadas a cabo desde 1991 por el neurólogo Simon LeVay de Gran Bretaña.

Una de las otras investigaciones más curiosas es la realizada por Richard Lippa, psicólogo de la Universidad Estatal de California en Fullerton, el que concluyó que los hombres homosexuales tienen más tendencia a tener el remolino del pelo en la misma dirección que se mueven las manecillas del reloj. Además, una investigación de Anthony Bogaert en Ontario, Estados Unidos, basada en datos del Instituto Kinsey, concluyó que los hombres gay tienen el pene más largo y más ancho que los heterosexuales.

Con todos estos datos ya puedes pensar en tus habilidades sociales, ¿qué tan efectivo tu gaydar?

Articulo publicado en la edición número 13 de la Revista G

Por Felipe Herrera H.

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